Creer que se puede

!noticia guardada!

Cada día la competencia es mayor, lo que ejerce más presión sobre las fábricas y solo los más eficientes sobrevivirán. La pregunta que surge es ¿cómo incrementar sustancialmente la eficiencia?

En muchas partes denigran de la teoría y dicen que la práctica es una cosa y la teoría es otra. Sin embargo, los procesos de plástico deben ser reproducibles, repetibles y de alta eficiencia. Mientras más grande la diferencia entre la práctica y la teoría, mayor el desconocimiento del proceso y por lo tanto menos predecible y reproducible se vuelve el mismo; y en consecuencia, menor será su eficiencia.

Una consecuencia de la baja eficiencia es la disminución en la rentabilidad y la competitividad de la empresa.

La pregunta que sigue es: ¿qué hacer para mejorar la reproducibilidad de un proceso y con ello la eficiencia y la rentabilidad? Lo primero que hay que hacer es normalizar y respetar la normalización. Esto quiere decir que cada quien debe ajustar las máquinas siguiendo los mismos parámetros.

Un comentario muy común es que esto no es posible porque las condiciones cambian. Lo cual es cierto, las condiciones cambian. No obstante, el efecto de los cambios debe ser predecible y mitigable, y para lograr esto hay que entender por qué se están presentando los cambios. Una vez se sabe el por qué, aparecen las soluciones para mantener el proceso estable.

Un ejemplo muy típico de una variable que introduce cambios en los procesos es el continuo cambio de materias primas. La respuesta de muchos es que los precios de las materias primas son variables y hay que comprarle al que más barato venda para mantenerse competitivo. Bastante cierto. Sin embargo, esto no es excusa para tolerar la inestabilidad que produce en los procesos el cambio de materia prima, inestabilidad que genera incrementos de costos que muchas veces superan con creces los ahorros en el precio de la materia prima.

La solución es muy sencilla: deben existir procedimientos para parametrizar la máquina, de acuerdo con la materia prima que se esté usando en el momento y, cada vez que se utilice una materia prima nueva, hay que revisar bien sus especificaciones y hacer las correcciones para de esta manera mantener el proceso estable y eficiente.

En el pasado, el enfoque promovido por la ingeniería industrial era el de producir el máximo número de piezas por minuto, enfoque que les gusta mucho a los financieros porque en teoría la cantidad da competitividad. Pero esto usualmente es solo cierto cuando la tasa de rechazo es muy baja. Y es que los rechazos son muy, pero muy costosos, e implican muchas cosas: departamentos de calidad mucho más grande de lo que deberían ser, pérdida de tiempo de la administración solucionando problemas que no deberían existir, disminución de la capacidad de producción, desperdicio, mala reputación de la compañía y otras muchas consecuencias negativas.

Los japoneses, conscientes de la situación, optaron por un camino diferente: se concentraron en procesos con tasas de rechazo lo más cercanas posibles a 0, lo que les permitió ser altamente competitivos y ganar muchos mercados. Solo cuando un proceso es repetitivo, reproducible y confiable, o sea con una tasa de rechazo muy baja, entonces hay que empezar a ver cómo incrementar la velocidad, conservando la repetitividad, reproducibilidad y confiabilidad.

En ediciones posteriores trataremos diferentes alternativas para incrementar la eficiencia.

Imagen
blogger name missing

Total posts creados: 1

¿Te gustaría enviarle un mensaje?

Contactar a