Después de 50 años: ¿Quo Vadis, empaques tipo blíster?

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En Colombia, durante el debate de la reforma tributaria aprobada en diciembre del año pasado, se discutió una propuesta de gravar con 50 pesos (aprox. 1.6 centavos de US$) las botellas de plástico utilizadas para contener bebidas. Dicha proposición no fue finalmente aprobada por el Congreso colombiano.

El planteamiento presentado por el Partido Verde, a mi juicio, tenía tres faltantes: (i) no establecía una destinación específica de los recursos que se recaudaran a asuntos ambientales, por ejemplo pedagogía ciudadana para la adecuada disposición de residuos o financiamiento de proyectos de reciclaje, (ii) no incluía todos los materiales con los que se fabrican envases, sobre los cuales también se requiere aumentar las tasas de reciclaje en el país, y (iii) no era claro, en el texto, el mecanismo de retorno de los envases para la devolución del aporte de los 50 pesos. Con esto, solo se hubiera encarecido el producto final, es decir, el agua, los jugos, entre otros.

Ahora bien, la esencia de la propuesta presentada iba en la dirección correcta, en el sentido de que no era una idea meramente recaudatoria, sino que buscaba incentivar el reciclaje de los envases en Colombia.

Como esta propuesta, existen muchas otras medidas regulatorias que han sido discutidas incluso implementadas en el mundo, con el propósito de buscar soluciones a los retos en la gestión de los residuos plásticos.

Dado lo anterior, puede ser éste un buen momento para, con más tiempo y con la participación de todos los actores, empezar a trabajar en propuestas que aborden de manera integral los cambios que se requieren para mejorar la gestión de residuos, no solo en Colombia, sino, en general, en América Latina. Comparto algunas ideas.  

Empecemos con el producto. Los procesos sostenibles y el ecodiseño son elementos esenciales que las empresas, sus clientes y los consumidores deben valorar cada vez más. En el caso de las botellas de plástico, el ecodiseño, por ejemplo, es un movimiento que ha venido avanzando muy fuertemente. El peso de las botellas es cada vez menor, y el contenido del material reciclado ya es, en muchas ocasiones, superior al 50%. Con nuevos incentivos, se avanzará más rápido en esta dirección.

Lo siguiente es la cultura de disposición de residuos por parte de los consumidores. En Europa, por ejemplo, no son comunes los impuestos a las botellas, como se planteó en el Congreso colombiano, pero sí existen esquemas de depósito en que el consumidor paga un valor adicional por botella, independientemente del material; valor que luego se le devuelve al retornar la botella vacía, ya sea en máquinas o en los mismos establecimientos de comercio.

También se requiere una fuerte campaña, con participación de todos incluyendo especialmente la industria y el comercio, en el que se promueva una cultura de adecuada disposición y separación de residuos por parte de los consumidores. Acoplásticos viene liderando, desde hace casi dos años, una campaña con este propósito llamada Dale Vida al Plástico.  

Una vez se dispone el producto, es vital que este no termine en un relleno sanitario, y menos en el ambiente. Para esto, se podría considerar modificar los esquemas tarifario de modo que, en vez de que se le pague a las empresas de aseo por tonelada transportada al relleno sanitario, se le reconozca solo el pago por los residuos no aprovechables. Aquellos que efectivamente sean reciclables, se llevarán a los mercados para darles una nueva vida.

Adicionalmente, se debería incentivar a más ciudades o municipios a establecer rutas de recolección selectiva. Unos días se recoge el plástico, el vidrio y el metal, otros el papel y el cartón, y en otros los orgánicos y demás tipos de residuos. Así funciona en muchas partes del mundo.

También sería deseable destinar inversiones, al menos en las ciudades grandes, a equipos para separar los residuos aprovechables antes del relleno sanitario. Esta última etapa es clave para rescatar el material que tiene valor en el mercado y que no ha sido seleccionado previamente.

La recuperación energética de los residuos es, por su parte, otra alternativa que se debe considerar. En Europa, ésta es una opción ampliamente utilizada, por ejemplo, para calentar, con residuos plásticos entre otros materiales, los hogares en el invierno.

Finalmente, se propone destinar más recursos al financiamiento de emprendimientos y a desarrollos tecnológicos y de innovación, cuyo propósito sea buscar nuevas soluciones para transformar los residuos en materia prima. Globalmente los nuevos desarrollos en esta materia avanzan a grandes velocidades.

La gestión de residuos de plástico, entre otros materiales, no da espera. Por fortuna, este asunto ha tomado fuerza en el mundo, incluyendo especialmente a América Latina, y el interés de buscar soluciones efectivas es cada vez mayor.

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Peter Schmitt

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