Investigadora mexicana desarrolla bioplástico a base de nopal

Sandra Pascoe, investigadora de la Universidad del Valle de Atemajac (Univa) en Guadalajara, Jalisco, comenzó hace cuatro años el desarrollo de un bioplástico a base de nopal, con el fin de encontrar una alternativa ecológica para la producción de bolsas de uso diario.

Actualmente el desarrollo está en proceso de patente y, aun cuando no se ha conseguido producir bolsas, el primer resultado es un bioplástico que puede utilizarse como envoltorio de productos, ya que todaví­a se está trabajando en la fórmula para poder darle la suficiente resistencia y elasticidad como materia prima para fabricar bolsas.

“Estamos en la etapa de pruebas mecánicas para saber si al cambiar la composición del nopal, cambian las propiedades del bioplástico”, comenta Sandra Pascoe en entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, tras aclarar que para este desarrollo se utilizó el nopal Opuntia megacantha y antes se trabajó con la Opuntia ficus-indica, que no son para consumo humano.

Este tipo de nopal es uno de las 300 especies del género Opuntia y se cultiva en el municipio de Ojuelos, Jalisco, para extraer la tuna y el resto se desecha; por ello, con el apoyo de los agricultores obtuvo la materia prima para el bioplástico.

Lo que se aprovecha es el mucí­lago que segrega la planta, por lo cual primero se extrae el jugo del nopal y se le agregan sustancias como glicerina, proteí­nas naturales y, en algunos casos, se usan colorantes de origen natural para mejorar la estética del producto.

El bioplástico de nopal se puede degradar a la intemperie en tres meses y, si entra en contacto con agua, la degradación ocurre en dos semanas, además no es tóxico para los animales en caso de que llegara a los mares; incluso, durante la investigación ella misma llegó a degustar el bioplástico.

El plan ahora es realizar más pruebas de resistencia y, una vez que se logre, se buscará desarrollar y estandarizar la tecnologí­a para poder hacer la producción masiva del bioplástico.