Las iniciativas contra los plásticos siguen aumentando en México

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En los últimos años en materia legislativa y a nivel de gobiernos locales en México han surgido diversas iniciativas encaminadas a prohibir el uso de ciertos productos plásticos con el argumento de minimizar el impacto ambiental, sin embargo, varias de estas iniciativas carecen de bases cientí­ficas y, en cambio, podrí­an ocasionar pérdida de empleos y cierre de empresas en la industria del plástico.

Los industriales del sector reconocen que el problema ambiental es real, no obstante, consideran que la solución debe ser integral, ya que la causa fundamental es el mal manejo de los residuos que después terminan en tiraderos o en las famosas ‘islas de plástico’ que flotan en los océanos.

Es por ello que en estados como Nuevo León, Querétaro, Sonora, Veracruz, Durango y Ciudad de México, los legisladores locales están impulsando algún tipo de iniciativa contra el uso de bolsas de plástico o popotes, ya que los estiman como un material muy dañino para el medio ambiente en vista de que tarda entre 100 y 500 años en degradarse, y en muchos casos termina flotando en el mar con consecuencias para la flora y fauna marinas.

Apenas el pasado 13 de diciembre el Ayuntamiento de Querétaro aprobó por unanimidad el Reglamento de Protección Ambiental y Cambio Climático, que prohibirá a partir del 1 de abril próximo el uso de bolsas de plástico desechables y establece que se aplicarán sanciones de MXP 4.000 a MXP 200.000 a comercios que entreguen este tipo de bolsas a los clientes.

En el Capí­tulo X sobre regulación de bolsas plásticas desechables, el artí­culo 132 establece que: “se prohí­be a toda unidad económica en el municipio de Querétaro proporcione a los consumidores cualquier tipo de bolsa de plástico desechable para el acarreo de productos, ya sea de manera gratuita o a la venta para este producto”.

Se explica que la medida es aplicable a bolsas de plástico desechables para el transporte de los productos comercializados o artí­culos que hayan recibido un servicio suministrado dentro de la tienda, y se excluye a las bolsas que sirven para empaque de alimentos u otros productos. También se menciona que las sanciones no aplicarán a los comercios que proporcionen bolsas reutilizables o desechables si son biodegradables, sin embargo, no establece una especificación técnica respecto a lo que se considera biodegradable.

“La reforma dice que se prohibirán las bolsas de plástico que no comprueben su capacidad de reutilización por lo menos cinco veces, a no ser que estén fabricadas con materiales biodegradables o con productos que ayuden a su pronta biodegradación. Nosotros nos preguntamos: ¿Qué es ‘rápida degradación’ o ‘biodegradación’?”, aseguró Juan Antonio Hernández León, presidente de la Asociación Nacional de Industrias del Plástico (Anipac).

El lí­der del sector añadió que para la elaboración de este reglamento, aprobado en Querétaro, no se contó con especialistas y tampoco los industriales fueron invitados a participar en las consultas ni el foro donde se discutió la medida, por lo que no está claro si las bolsas se van a oxodegradar, hidrodegradar o fotodegradar.

Por ahora, la medida sólo se aplicará en la capital del estado, sin embargo, ya existe una iniciativa por parte de la Comisión de Medio Ambiente y Cambio Climático del Congreso local para extenderla a los 18 municipios del estado de Querétaro.

Las autoridades locales han declarado que no hay marcha atrás en esta medida y aunque algunos comerciantes buscarán ampararse contra la prohibición, así­ como los industriales del plástico han buscado presentar propuestas a las autoridades queretanas para regular en lugar de prohibir las bolsas de plástico, la respuesta no ha sido favorable.

El problema es que con el reglamento tal como está, a decir de Juan Antonio Hernández, cualquier bolsa plástica que esté diseñada para utilizarse una sola vez estará prohibida, incluyendo las bolsas con reciclado y carbonatos de calcio, las bolsas con materiales biobasados, materiales orgánicos mezclados con polietilenos, etcétera. “No nos permite caminar bajo ninguna alternativa”, mencionó.

En su opinión, como se ha demostrado en otros paí­ses, a la larga la prohibición de las bolsas de plástico ha llevado al incremento en el consumo de plástico, pues de acuerdo con una encuesta realizada por la Secretarí­a de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) el 97% de las personas en México utilizan bolsas plásticas desechables para tirar la basura o residuos que generan en sus casas.

“Prohibir las bolsas de plástico de camiseta que la gente reutiliza para llevar su basura significa que ahora tendrán que comprar bolsas más grandes de basura para disponer de los desechos y este tipo de bolsa es más grande y más gruesa, entonces la cantidad de plástico en los tiraderos serí­a mayor”, comentó Juan Antonio Hernández.

Cifras proporcionadas por quienes promovieron este reglamento indican que en Querétaro se usan diariamente 2 millones de bolsas de plástico desechables, que generan 8.000 kilogramos de dióxido de carbono a la atmósfera y que tardan entre 100 y 500 años en degradarse.

En contraste, las cifras de Anipac indican que en todo el paí­s se fabrican 4 millones de toneladas anuales de empaques y embalajes, de las cuales 2 millones de toneladas son para bolsas que incluyen bolsas para envasado de frí­jol, arroz, pan, azúcar, etcétera. De modo, que sólo 400.000 toneladas se destinan a la fabricación de bolsas de plástico de camisa bajo estándares de producción sustentable. Si la gente comprara bolsas para tirar su basura la demanda de plástico podrí­a crecer a un millón de toneladas.

En el caso de Nuevo León, los cambios a la Ley Ambiental del Estado, establecen que se restringirá la venta, dádiva y uso de bolsas de plástico en supermercados, tiendas de autoservicio, farmacias, tiendas de conveniencia, mercados y demás comercios, fabricadas con polietileno de baja densidad (LDPE), LLDPE, HDPE, PP y cualquiera de sus derivados. Sin embargo, permite el uso de bolsas plásticas que tengan hasta 30% de material reciclado y las que sean fabricadas bajo la norma oficial mexicana NMX-E-267 mediante un proceso tecnológico que permitan su ágil degradación. En esta ocasión la Anipac también participó en la definición de estos lineamientos.

Otra iniciativa respecto a las bolsas de plástico se está analizando en el Congreso de Sonora, no obstante, la Anipac y los comerciantes de la región han tenido mejores resultados, ya que se han establecido compromisos para informar y educar a la población, y mostrar que las bolsas de plástico que se producen actualmente cumplen con los programas de producción y consumo sustentable.

Popotes de plástico

Otros Congresos locales en la República Mexicana como Veracruz, Durango y Ciudad de México también tienen iniciativas para prohibir o regular el uso de popotes o pajillas de plástico en los restaurantes, ya que los consideran una amenaza ambiental.

Rubén Muñoz Garcí­a, director de la Comisión de la Industria del Plástico, Responsabilidad y Desarrollo Sustentable (Cipres) de la Asociación Nacional de la Industria Quí­mica (Aniq), considera que estas iniciativas carecen de sustento.

“Hay una tendencia en cuanto a querer regular la cuestión de los popotes en México y nosotros consideramos que no es nada más el tema de los popotes, sino de los residuos en general que tiene que ser revisado, con información cientí­fica, con estándares soportados y conocidos”, afirmó en entrevista.

Para ello, la Cipres se dio a la tarea de realizar un estudio para determinar el impacto ambiental de los popotes y el hallazgo fue que en el paí­s éstos representan sólo el 0,05% del volumen de residuos que llegan a los tiraderos.

El directivo señaló que en la exposición de motivos de las iniciativas presentadas por los legisladores en contra del uso de popotes, se habla de que tienen un impacto en el ambiente, pero no se menciona si afecta a la atmósfera o los mantos freáticos, o cuál es el daño concreto que causa; también se dice que afectan a la fauna marina sin mostrar estadí­sticas o hechos especí­ficos del daño que los popotes le han causado a ésta.

Otro hallazgo del estudio fue que del total que se desecha sólo un tercio corresponde a popotes fabricados en empresas formales y hay dos tercios más que no se sabe si cumplen con los estándares de producción, lo que agrava el problema. Además, con este estudio se dieron cuenta que el inconveniente mayor radica en que los planes de manejo de residuos no se están cumpliendo, de ahí­ que los tiraderos urbanos terminen copados de basura.

Respecto a las alternativas para fabricar popotes biodegradables, el tema es que la tecnologí­a actual tiene un costo mayor, por lo que éstos podrí­an llegar a costar tres o cuatro veces más que los popotes tradicionales; además, igual que en el caso de las bolsas, se requiere de cierta infraestructura y condiciones (temperatura, presión, humedad, luz solar, etc.) para favorecer su degradación, pues no se puede lograr con la infraestructura actual de los vertederos.

Compromiso con la sustentabilidad

Los industriales del plástico consideran que estas medidas ‘anti-plásticos’, lejos de ofrecer una solución a la contaminación ambiental, resultarí­an más perjudiciales, puesto que diversas empresas que se dedican a la fabricación de bolsas de plástico o popotes podrí­an cerrar y se perderí­an muchos empleos.

En el caso de las bolsas de plástico, se estima que son alrededor de 900 empresas las que se dedican a este segmento y dan empleo a cerca de 80.000 personas; en la situación de los popotes, no se tiene un número especí­fico de empresas, pero se estima que al menos 800 personas trabajan en la fabricación de éstos.

Tanto Juan Antonio Hernández de Anipac, como Rubén Muñoz Garcí­a de Cipres, consideran que el origen del problema es el mal manejo de los residuos, así­ como la falta de infraestructura que impide su recuperación para reciclaje. No obstante, aseguran que la industria está comprometida con la sustentabilidad y están trabajando para fomentar una cultura del reciclaje y del consumo responsable entre la población.

Anipac tiene una propuesta ante Semarnat para realizar un estudio de ciclo de vida de ocho tecnologí­as a fin de determinar cuál es la mejor para la fabricación de bolsas de plástico: desechable de PEAD biobasado, desechable de PEAD fósil, desechable PEAD con aditivo polimérico totalmente degradable (TDPA), desechable compostable, reutilizable de PEAD (% reciclaje), bolsa de papel, reutilizable de algodón tejido y reutilizable de textil no tejido (PP). La propuesta está en la mesa de las autoridades federales de medio ambiente, pero aún están en espera de una respuesta.

En tanto, la propuesta de la Cipres es incentivar la generación de infraestructura que permita recuperar la mayor cantidad de materiales de desecho para su reciclaje y buscar incentivos para que las empresas participen de este esfuerzo. También buscarán elaborar un padrón de planes de manejo para darles seguimiento y ver si se están cumpliendo y qué resultados se obtienen.

Así­ mismo, en agosto próximo presentarán un nuevo estudio para explicar el proceso de la degradación y las condiciones geográficas, fí­sicas, climáticas, etcétera, así­ como la infraestructura que se requiere para los productos degradables, porque no todos los plásticos tardan 100 o 1.000 años en degradarse.

“Esto más que una estrategia es más bien dar evidencia del compromiso que tenemos en la industria; también formamos parte de la sociedad y aún siendo industriales compartimos el mismo planeta y nuestro compromiso es conservarlo, y con estos estudios queremos compartir información y conocimiento para tomar las mejores decisiones para todos”, comenta Rubén Muñoz.

Para el presidente de la Anipac, la clave está en que tanto las personas como los industriales y los polí­ticos estén abiertos a un diálogo más sensato y donde no se ataque a los plásticos, al papel, al aluminio u otros productos, sino que se busque la manera de que los residuos sean tratados de manera inteligente y responsable: “creo que es la única forma de poder avanzar como sociedad, el estigmatizar no ayuda a nada, el prohibir lo hace más atractivo y posiblemente nos haga un problema mayor. Lo importante es lograr que los residuos puedan llegar con los profesionales que los van a poder reciclar y eso es tarea de todos”.

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