Lecciones de un innovador en la Cumbre de Envases Plásticos 2017

Para Jorge Maquita, fundador y director de Packinnovation, más allá de los atributos técnicos, los fabricantes de empaque no deben perder de vista que éste es la conexión emocional entre el producto y el consumidor, y hay que darle una experiencia inolvidable, de modo que la innovación es fundamental para lograrlo.

En su participación en la Cumbre Latinoamericana de Innovación en Envases de Plástico 2017, el especialista explicó que generar innovación es una jornada, no es que a alguien se le ocurre algo y al otro dí­a ya lo tienen, ni tampoco se trata de un proceso recto, sino de un proceso que tiene muchas iteraciones, donde cada error es un aprendizaje.

La innovación es parte de un proceso, no puede ser solamente la idea de alguien, no puede ser solamente lo que a un grupo se le ocurre, la innovación tiene que ser parte de un proceso instalado, apoyado por la alta gerencia, que tenga etapas que nos permita ir filtrando aquellos productos que puedan tener un éxito”, dijo.

El experto advirtió que no habrá innovación sin una cultura de innovación dentro de la compañí­a, una cultura que implica que a veces hay fallas, pero a partir de esas fallas se aprende, cuando la cultura no permite eso, o cuando no se permiten las ideas de afuera, no puede haber innovación.

Las fallas son la oportunidad de aprender del proceso y poder mejorarlo, pero cuando existe esto nadie quiere arriesgar. Fallar implica hacer la innovación y probar y probar, y ver cómo funciona, porque en realidad, uno está probando y aprendiendo.

En las empresas es también común querer que la gente se adapte a los procesos y así­ no se permite que sean lo suficientemente creativos y hagan algo diferente con lo que está a su alrededor. Lo que hace generalmente que la innovación sea fructí­fera es precisamente que todos sean diferentes.

Otro problema que se presenta, sobre todo en compañí­as muy grandes, es que se piensa que contratando gente con posgrado se va a mejorar el proceso de innovación, sin embargo, comentó Jorque Maquita, se trata de gente que puede entender la parte de la ciencia de materiales, y muchas cosas, pero la innovación es todo eso que se puede conocer en tecnologí­a y demás, pero sobre todo cómo se utiliza todo eso para darle valor a la empresa.

La innovación requiere de tiempo, de capacidad extra, tal como sucede en Google o 3M donde por polí­ticas de las empresas entre 15 y 20% de la jornada laboral de los empleados se dedica a la innovación, a trabajar proyectos que cada semana presentan ante el resto de sus compañeros, lo que permite que el personal realmente se dedique a innovar.

Cuando las compañí­as no permiten que la gente tenga un tiempo para pensar y para reflexionar, para sacar conclusiones o para alimentarse, incluso, de conocimientos e ir a otros lados, la innovación no se da. El problema en muchas empresas es que la innovación es muy corta, siempre se reduce a seis meses y son productos que uno desarrolla solamente para el año”, expresó.

Lecciones de innovación

Ante este panorama el experto explicó que existen dos maneras de hacer innovación. Una es la innovación lineal, donde los pasos a seguir ya están establecidos, y se sabe que se va a desarrollar un nuevo sabor o un tipo de botella, así­ que se tiene que hacer el estudio de costos, pruebas, implementación. Este tipo de innovación, además, es acumulativa, es decir, simplemente se van añadiendo productos nuevos.

Respecto a la innovación flexible, es un proceso iterativo, o sea que no es un proceso en el cual se llega en forma lineal al producto innovador, sino que se regresa a veces a la etapa anterior y sobre todo cuando no hay mapas, cuando es completamente nueva la innovación.

Las recomendaciones de Jorge Maquita para innovar con éxito en la industria del empaque es primero, construir una estrategia de largo plazo, tiene que haber un pathline de innovación, pues un error común es que las empresas generen ideas de forma aislada para lanzar productos en un año o seis meses.

“Sí­, los lanzas en seis meses, por ejemplo, pero el resultado de esto son productos que no tienen nada innovador o simplemente son la parte de la vista como tal, es como generar amor a primera vista, pero el resto de las partes se va olvidando generalmente en el proceso”, advirtió.

Y hablar de un pathline significa tener un proyecto A, un proyecto B, un C, y un D, e ir trabajando en todos ellos, establecer un calendario y ponerlos todos dentro del proceso de innovación. Para esto es necesario establecer parámetros de calidad en el diseño, no esperar hasta el final para ver si cumple con las especificaciones y los parámetros de la compañí­a.

También debe haber un brief y un consumer research, es decir, un estudio de mercado especí­fico para la gente que es parte de la población a la que se quiere llegar con el nuevo empaque y tiene que haber pruebas con esa gente para ver si el producto funciona.

De acuerdo con el directivo de Packinnovation, es fundamental tener un road map, ya que no se trata sólo de decir ‘voy a hacer innovación’, sino que tiene que haber clústeres de esta innovación, establecer cuáles son las cosas que se tienen que probar para que esa innovación funcione.

Un ejemplo de esto es la creación de la botella de Gatorade de 22 gramos que se vende en El Salvador, Jorge Maquita lideró el proyecto y lo primero que tuvieron que hacer fue probar la corona, ya que se trataba de una corona especial porque era aligerada y habí­a que probar que funcionara para el proceso de llenado en caliente; luego se probó una base de PowerFlex de Amcor, y después el cuerpo de la botella.

“Fue un proceso que tardó más o menos dos años y medio o tres, para hacer todas las pruebas necesarias, pero es así­ como se consigue un producto que puede mantenerse además como lí­der durante mucho tiempo. Cuando empezamos con este desarrollo, en el primer brief que establecimos para la gente de Amcor dijimos que este producto nos tení­a que dar una ventaja competitiva de por lo menos tres años sobre la competencia, y bueno, desde que lo lanzamos llevamos cuatro años y no hay una botella hot fill más ligera que esta”, relató.

Otro aspecto a considerar es que del concepto a la realidad hay todo un proceso, por lo que se requiere definir un proceso industrial, determinar qué proceso de conversión se necesita, qué materiales y cómo se va a lograr. Asimismo, contar con un presupuesto y tener un equipo para hacer pruebas de manera escalable.

Maquita destacó que las innovaciones nunca empiezan a gran escala, por el contrario, se inicia en pequeño y se va escalando, porque hay costos mí­nimos que permiten tener flexibilidad, se pueden hacer cambios rápidos, trabajar con diferentes diseños y ver qué se puede cambiar.

En este proceso se puede incluir como socios a los proveedores, tal como Amcor lo fue de Pepsico en la innovación de la botella de Gatorade. Pero deben ser socios con capacidad para invertir en la innovación desde el principio, no los que quieren vender toneladas de materia prima. Una alternativa es recurrir a laboratorios de investigación y desarrollo.

Otra de las recomendaciones del especialista es utilizar ingenierí­a concurrente, ya que la ingenierí­a tradicional va paso por paso, y una vez que se termina una etapa pasa a la siguiente, pero podrí­a ser que el que tiene la siguiente etapa se encuentra con que necesita hacer modificaciones de ciertas cosas, y entonces se tiene que regresar a la primera etapa para hacerlo.

Con la ingenierí­a concurrente todos trabajan en un mismo lugar, incluso, puede ser de manera virtual, pero a final de cuentas todos tienen idea de lo que está sucediendo a su alrededor, lo que incluye a la gente que vende la maquinaria, a la que produce la tapa, la que produce la botella, etcétera, y todos discuten finalmente las complejidades técnicas y llegan a un acuerdo de tolerancias y dimensiones.

Asimismo, no hay que olvidar establecer las especificaciones de uso, ya que es común que se realiza una innovación, pero no se pregunta o no se estudia qué es lo que el consumidor puede manejar o no, esa es una parte muy importante para brindarle una experiencia positiva al cliente.

Durante, el proceso también es importante tener acuerdos claros con el proveedor. Si es que el proveedor será socio en la innovación, se deben establecer acuerdos legales, acuerdos de confidencialidad, acuerdos de desarrollo en conjunto, que permitan finalmente que la empresa que la impulsa tenga la oportunidad de esa innovación.

Sobre la inversión, Jorque Maquita recomendó que si se va a comprar equipo sea uno que vaya a más de tres años de uso, no solamente comprar para los tres años de producción, sino que sea un equipo que pueda ser flexible y que tenga generalmente la posibilidad de añadir módulos y cambiar rápidamente otras cosas.

Finalmente dijo que “la innovación no es un proceso feliz en términos de que las cosas van bien todo el tiempo y la gente va avanzando en el mismo lugar, hay atorones, dudas y no es un proceso directo y recto, es un proceso finalmente que tiene muchas iteraciones, pero si se logra es muy satisfactorio”.