México tendrá nueva planta para producción de bioplásticos

En México se comercializan alrededor de 5.000 toneladas anuales de bioplástico, con un crecimiento de mercado a tasa anual de 20%, sin embargo, la mayor parte se importa de Estados Unidos, Europa e incluso China.

Actualmente, según datos de la Asociación Nacional de Industrias del Plástico (Anipac), el 65% de los bioplásticos se utilizan en envases, empaques de alimentos y productos de vida corta, aunque en algunos países ha aumentado su uso en medicina, agricultura, fabricación de juguetes, electrónicos, herramientas y autopartes.

Además, la capacidad de producción de bioplásticos a nivel mundial pasó de 725.000 toneladas anuales en 2010 a 1.710.000 toneladas que se estiman para este año, lo que representa un crecimiento de 136%, de acuerdo con Anipac.

Uno de los obstáculos para que se extienda el uso de este material en la industria, tiene que ver con los costos, tanto en su producción, que puede ser de hasta 30% más cara que la de los plásticos convencionales, ya que la mayoría de los bioplásticos se obtienen de fuentes alimentarias como el maíz.

Esta es una de las principales razones por las que el bioplástico desarrollado por la empresa mexicana Biofase, dirigida por Scott Munguía, está creciendo exponencialmente, pues en sólo tres años de existencia están por inaugurar su segunda planta de producción de bioplásticos obtenidos del hueso del aguacate.

Con esta nueva planta, que estará ubicada en Michoacán, la región del país con la mayor producción de aguacate, Biofase se convertirá en una de las principales fabricantes de bioplásticos en el país.

“Ya se está construyendo la planta y va a estar lista y operativa en noviembre de este año. Van a ser 700 toneladas mensuales de producción. Está en Morelia, Michoacán y va a ser más grande que la de Monterrey; y además va a permitirnos tener nuevas tecnologías y nos va a permitir reducir drásticamente los costos del bioplástico”, asegura Scott Munguía en entrevista con Tecnología del Plástico.

Para aprovechar el potencial de la región, basta decir que México es el primer productor de aguacate del mundo. En 2014, a nivel global se produjeron 2.100.000 toneladas de aguacate, de las cuales México aportó 1.100.000 toneladas, según cifras del Consejo Nacional Agropecuario. De la producción mexicana, Michoacán concentra el 84,9% del total.

La empresa ha encontrado un diferenciador primordial al producir bioplástico a partir de la semilla del aguacate, que es un desecho agroindustrial importante en México, ya que aprovecha estos residuos, es diferente a otros procesos basados en alimentos como el maíz o la papa y combate la contaminación generada por los plásticos derivados del petróleo.

Desechos de aguacate

Al desarrollar el bioplástico a partir del hueso de aguacate, que le llevó a obtener dos patentes internacionales, Scott Munguía planeaba no recurrir a fuentes alimentarias como en el caso de maíz, de modo que descubrió que el hueso de aguacate tenía un elemento que era posible polimerizar, y la idea fue entonces aprovechar las más de 30.000 toneladas mensuales de huesos desechados por las empresas que industrializan el aguacate.

“Nuestro producto tiene diferentes propiedades, en términos generales reemplazan poliestireno, polipropileno y polietileno. Dependiendo del uso que se le dé puede descomponerse en unos 240 días”, detalla Scott Munguía.

Biofase comercializa Biocom, una resina termoplástica para la fabricación de productos desechables y compostables; y Biocom Híbrido que es una mezcla de la misma resina con otros polímeros. Sus clientes las utilizan principalmente para el empaque de alimentos y para objetos desechables como charolas, platos, cubiertos, etcétera.

Una ventaja de estas resinas es que “a diferencia de otras, la nuestra no implica cambios en el proceso de producción. No necesita ninguna maquinaria adicional, ningún proceso adicional, lo único que se requiere como en cualquier cambio de resina, pues es cambiar los parámetros de operación, o sea, perfiles de temperatura, torques, etcétera, pero eso es lo común”, dice el joven directivo.

Se espera que a pesar del rápido aumento de la demanda, los bioplásticos representarán todavía menos del 1% del mercado total de resina plástica en 2022, de acuerdo con un estudio de mercado de la consultora, Reportbuyer. De hecho, el análisis indica que en última instancia el éxito de los bioplásticos dependerá del precio y rendimiento que ofrezcan.

“La conversión a gran escala de los bioplásticos no se producirá hasta que se consiga la paridad de precios con las resinas plásticas convencionales. Las resinas de base biológica muestran un crecimiento más rápido que las resinas de base de almidón, mientras que el ácido poliláctico (PLA) seguirá siendo el principal producto bioplástico hasta el 2017, para dar cuenta de más del 60% de la demanda”, según el reporte.

Biofase se ha anticipado a esta tendencia, por lo que gracias a la tecnología que instalarán en la nueva planta, tendrán la posibilidad de ofrecer resinas de bioplástico a precio de plástico de petróleo.

Según sus estimaciones, la resina bioplástica importada de Estados Unidos, Europa o China puede costar de 2.500 a 3.000 dólares la tonelada, mientras que el ácido poliláctico puede llegar hasta 3.500 dólares por tonelada.

“Puedo decir que tenemos como objetivo acercarnos lo más que se pueda a las resinas de plástico de petróleo. Estoy convencido de que posiblemente a finales de este año podemos estar ofreciendo resinas de bioplástico a precio de plástico de petróleo. Esto nunca se había hecho en la industria del bioplástico”, dice con orgullo Scott Munguía.

Con estas condiciones de competitividad, la resina que ofrece la empresa mexicana cuenta además con la aprobación de grado alimenticio por parte de la FDA (Food and Drug Administration) de Estados Unidos, además de que cumple también con las dos certificaciones más importantes en la industria que son la de Compostabilidad y la de Biodegradación.

Es por eso que, a decir de Scott Munguía, ya se están preparando para entrar al mercado estadounidense, pues el potencial que tiene el uso del bioplástico de aguacate es enorme: “Está diseñado para los objetos de uso rápido, plásticos desechables; está hecho para cosas como vasos, platos, empaques, charolas, acolchados, en la parte de agricultura, en bolsas, etcétera”.

A la par de la construcción de la nueva planta, los expertos de Biofase están dedicados al desarrollo de un bioplástico que se degrade de forma selectiva, ya que actualmente la degradación ocurre inmediatamente una vez que el bioplástico entra en contacto con los agentes que causan su descomposición: humedad, calor, microorganismos, etcétera.

“Estamos desarrollando una resina parcialmente biodegradable, que se biodegrade de forma selectiva, o sea que puedas decir en qué momento la vas a biodegradar, esto con el fin de crecer las aplicaciones porque se podría escoger un producto que se quiere que dure 10 años y después elegir cómo se va a biodegradar. El prototipo funcional estará hasta finales del próximo año”, adelanta el director de Biofase.

La empresa por ahora se está concentrando en ampliar su cartera de clientes, a quienes les ofrece no solamente la asesoría en cuanto a parámetros de procesamiento, sino que también asesoran a las empresas en el diseño de productos y en la formulación de la resina.

“Cualquier empresa nos puede llamar, sea grande o pequeña, y decir ‘a mí me interesaría que este producto en especial sea biodegradable. Nosotros podemos desarrollar los productos en tres dimensiones: fabricamos los moldes con nuestra resina, generamos los productos y entregamos directamente el producto final”, concluye Munguía.

Biofase fue fundada en 2012 con el apoyo de la incubadora de negocios del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (Itesm) campus Monterrey. Ha sido merecedora de diversos reconocimientos nacionales e internacionales, entre ellos el primer lugar en el Foro de Emprendimiento Spin 2012, efectuado en España; el reconocimiento como una de las 20 empresas verdes más prometedoras de México en el Cleantech Challenge México 2012; el segundo lugar en el Premio BLIS; y el MIT la calificó como una de las empresas más innovadoras del año, entre otros.

Para la construcción de la planta la inversión asciende a 16,5 millones de pesos aportados en parte por el gobierno federal y con inversión privada; ocupa un terreno de 3.000 m² y dará empleo a 35 personas al inicio de sus operaciones.