Puesto que el efecto invernadero es quizás el mayor problema de tipo ambiental que enfrenta hoy en día el ser humano, es de interés publicar algunos de los avances más importantes logrados para solucionarlo. Resaltamos los esfuerzos realizados por la Unión Europea, que nuevamente está marcando la pauta a seguir en materia de protección ambiental.
El Protocolo de Kioto, que entró en vigor en febrero de 2005, fue diseñado para controlar las emisiones, por parte de los países industrializados, de dióxido de carbono (CO2), metano (CH4) y óxido nitroso (N2O), así como de tres gases fluorados industriales: hidrofluorocarbonos (HFC), perfluorocarbonos (PFC) y hexafluoruro de azufre (SF6).
En el protocolo de Kioto, los países industrializados que lo ratificaron se comprometieron a una reducción media de 2,8% para el período 2008-2012, con respecto a 1990. La Unión Europea, por su parte, decidió reducir las emisiones en 8% con respecto al nivel del año base 1990 para el mismo período. Los países que firmaron el Protocolo representan cerca del 64% del total de las emisiones de los países industrializados. Estados Unidos y Australia no lo ratificaron.
Para minimizar los efectos adversos, la Unión Europea definió en 2002 un objetivo indicativo de temperatura global a largo plazo de no más de 2ºC sobre los niveles pre-industriales. El incremento en la temperatura global ya se sitúa aproximadamente a un tercio de este objetivo. De acuerdo con estudios de la Unión "puede ser necesaria la estabilización de concentraciones muy por debajo de 550 ppm de equivalente de CO2 y las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero deberán alcanzar su punto máximo en el plazo de dos décadas, seguidas de importantes reducciones del orden de al menos 15% y quizá de hasta 50% antes de 2050, en comparación con los niveles de 1990" (http://org.eea.eu.int/ ). Las reducciones acordadas en el protocolo de Kioto para el periodo 2008-2012 son por tanto un primer paso, pequeño pero de vital importancia, para conseguir una mayor reducción mundial de las emisiones.
Se espera que las emisiones de la Unión Europea se reduzcan a menos de 10% en 2050. En cambio, se prevé que la cuota de emisiones de terceros, incluidos los países en vías de desarrollo, se incrementará. "Por ello son necesarias medidas adicionales en todos los países, tanto industrializados como en vías de desarrollo, para reducir las emisiones sobre la base del principio de responsabilidad común, responsabilidad diferenciada y capacidad respectiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas".
Es de interés transcribir los pasos concretos que la Unión Europea está diseñando para lograr sus objetivos de reducción de las emisiones que provocan el efecto invernadero. Estos son:
- Mejorar la eficiencia energética especialmente en los hogares, en el sector de servicios y en la industria. Se calcula que en 2010 éstos representarán casi la mitad de la reducción. Hacia el año 2030, su contribución se reducirá hasta un tercio aproximadamente.
- Cambiar la forma de producir energía. Hacia 2030, se espera una reducción del 70% en las emisiones de CO2 en el sector de producción de electricidad, gracias al uso de combustibles sin carbono o de bajo contenido en carbono. Así mismo, se prevé que el uso de combustibles sólidos disminuya sustancialmente y que el uso de gas natural aumente con rapidez. La cogeneración de calor y electricidad aumentará su cuota en la producción de electricidad.
- Eliminar las subvenciones a los combustibles fósiles perjudiciales para el medio ambiente. En el año 2001, las subvenciones al sector energético en la UE-15 fueron de 29.000 millones, de los cuales el 73% se destinó a los combustibles fósiles.
- Invertir en fuentes de energía renovables y fijar objetivos para las mismas. En concreto, se espera el incremento de la participación de la energía eólica y de biomasa dentro de las fuentes de energía primarias.
- Investigar nuevas tecnologías de captura y almacenamiento de carbono, que puedan servir como tecnología de transición hasta disponer de un sistema energético de bajo contenido en carbono.
- Aumentar la investigación y el desarrollo de tecnología limpia, por ejemplo en pilas de combustible de hidrógeno.
- Aumentar la concienciación del ciudadano europeo, así como de las empresas europeas, acerca de cómo pueden contribuir en su vida cotidiana para reducir la intensidad energética de la economía.
Para mayor información el lector puede contactar a la Agencia Europea de Medio Ambiente (http://org.eea.eu.int/), el principal organismo público en Europa que se ha dedicado a facilitar información medioambiental sólida e independiente a los responsables políticos y al público en general.