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La norma incluye nuevas metas de reciclaje y reutilización, restricciones a ciertos envases de un solo uso y requisitos de contenido reciclado, con importantes impactos para fabricantes de plásticos, la cadena de suministro e inversión en innovación.
La creciente preocupación por los residuos de envases y su impacto ambiental ha llevado a la Unión Europea a actualizar su marco jurídico tras casi 30 años. En febrero entró en vigor el Reglamento (UE) 2025/40 relativo a los envases y residuos de envases, que reemplaza a la antigua Directiva 94/62/CE.
Este reglamento introduce reglas unificadas en todos los Estados miembros para abordar un problema urgente: los europeos generan anualmente un promedio de 186,5 kg de residuos de envases por persona. Los envases representan aproximadamente el 40 % de todo el plástico utilizado en la UE y constituyen la mitad de la basura marina que contamina océanos y ecosistemas, según datos de la Comisión Ambiental de la Unión Europea.
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Ante estas cifras, la UE busca minimizar la cantidad de residuos de envases, fomentar la economía circular e impulsar la transición hacia materiales sostenibles.
Tras su publicación oficial a principios de 2025, el Reglamento 2025/40 entró en vigor el 11 de febrero de 2025. Su aplicación será obligatoria una vez transcurridos 18 meses de esa fecha, es decir, a partir de agosto de 2026, momento en el cual quedará derogada la antigua directiva de envases. Esto brinda a la industria un periodo de adaptación para cumplir las nuevas exigencias antes de que sean plenamente exigibles en todos los Estados miembros.
Novedades del nuevo reglamento de envases en Europa

El Reglamento (UE) 2025/40 introduce una serie de medidas novedosas y exigentes que transformarán la forma en que se producen, utilizan y gestionan los envases. A continuación, se resumen sus puntos clave:
Eliminación de envases innecesarios:
Se restringen ciertos envases de un solo uso considerados evitables, como las bandejas y envoltorios de plástico para frutas y verduras de menos de 1,5 kg, así como los sobres monodosis de condimentos, salsas y azúcar en hoteles, bares y restaurantes. Con estas prohibiciones la UE pretende evitar embalajes superfluos y fomentar alternativas reutilizables o a granel, reduciendo residuos sin comprometer la higiene o la conveniencia.
Reducción de volumen y peso:
Los fabricantes deberán minimizar el peso y tamaño de los envases, evitando el espacio vacío y capas redundantes. Este principio de “diseño optimizado” obligará a repensar el empaque para eliminar materiales innecesarios manteniendo la funcionalidad. Se busca así una prevención en la fuente: menos material empleado equivale a menos residuos generados.
Envases reutilizables y rellenables:
El reglamento impulsa la reutilización como alternativa a los productos de un solo uso. Se promoverán sistemas de envases reutilizables y de rellenado.
Por ejemplo, los establecimientos de comida para llevar estarán obligados a ofrecer a los clientes la opción de utilizar sus propios recipientes reutilizables, sin costo adicional. Además, se fijarán objetivos de reutilización para categorías específicas (como envases de bebidas y delivery de alimentos) de cara a 2030, con la intención de que una proporción creciente de envases en el mercado sean retornables o recargables en lugar de desechables.
Reciclabilidad obligatoria y contenido reciclado:
Para 2030, todos los envases puestos en el mercado de la UE deberán ser reciclables de forma rentable. Esto significa que su diseño y material deberán permitir su recuperación a través de las infraestructuras de reciclaje disponibles. Adicionalmente, el reglamento establece objetivos vinculantes de contenido de plástico reciclado en los envases de plástico para los años 2030 y 2040.
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Aunque los porcentajes exactos varían según el tipo de producto (envases en contacto alimentario, envases industriales, etc.), la norma en líneas generales obligará a incorporar una fracción mínima de material reciclado en la fabricación de nuevos envases, elevando progresivamente esa cuota para 2040. Esta medida busca crear un mercado estable para los plásticos reciclados, reduciendo la dependencia de materia prima virgen.
Restricción de sustancias peligrosas:
Se introducen controles más estrictos sobre los componentes químicos en envases. En particular, se limitan las sustancias altamente preocupantes como los compuestos per- y polifluoroalquilados (PFAS), utilizados, por ejemplo, como recubrimientos antimanchas o impermeabilizantes en algunos envases. El reglamento prohíbe los envases que contengan PFAS por encima de ciertos umbrales, protegiendo así la salud del consumidor y evitando la liberación de estos contaminantes persistentes al medio ambiente. También se contempla minimizar otros aditivos peligrosos, incentivando la sustitución por alternativas más seguras.
Mayor información al consumidor:
Como parte de la estrategia para aumentar las tasas de reciclaje, la normativa prevé un etiquetado armonizado en toda la UE que indique claramente la composición del envase y cómo desecharlo correctamente. La intención es un sistema común de identificación de materiales y símbolos de reciclaje, de modo que consumidores y gestores de residuos reconozcan fácilmente si un envase es reciclable, compostable o reutilizable. Esto complementa la obligación de los Estados miembros de mejorar la recogida selectiva.
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Línea de tiempo sobre la implementación del nuevo reglamento para envases plásticos en Europa
