Experiencia argentina de diseño en PVC

Así como en Colombia surgió este año el premio Crea PVC, en otros países de América Latina se han llevado a cabo concursos de diseño similares con excelentes resultados. Es el caso del concurso organizado por la Asociación Argentina del PVC, AAPVC, que desde 2003 ha realizado de manera anual el concurso “Crea con PVC”. A través de este certamen, la Asociación busca fomentar iniciativas que realcen la cultura del diseño en la Argentina.

El objetivo de este concurso es promover y fomentar iniciativas que desarrollen la cultura del diseño a nivel nacional, mediante la realización de objetos y productos de PVC útiles, originales, que potencialmente puedan generar demanda y que sean capaces de satisfacer necesidades presentes o futuras de toda la sociedad. El año pasado se llevó a cabo la segunda edición de este premio, bajo el lema "Diseño con Identidad Nacional", sustentado éste por la naturaleza, la geografía y el espíritu de la cultura argentina.

La edición número dos de “Crea con PVC” en Argentina contó con la participación de 31 trabajos, en las categorías de profesionales e idóneos y estudiantes. De estos 31 trabajos, se premió el primer puesto en cada una de estas categorías y se entregaron tres menciones especiales: una en la categoría de estudiantes y dos en la categoría de profesionales e idóneos.

Profesionales e idóneos 
El primer puesto en la categoría de profesionales e idóneos lo obtuvo el diseñador Emilio Bargo, con su diseño de un molino de viento para el agro, teniendo en cuenta que la agricultura es un campo económico altamente relevante en Argentina. Este molino cuenta con partes de PVC inyectadas y extruidas, con diferentes densidades y terminaciones. De acuerdo con Bargo, “en el caso de un molino, que es un producto que está expuesto constantemente a la intemperie, era fundamental la elección de un material con buena resistencia a factores climáticos y atmosféricos adversos, como los rayos ultravioletas y la corrosión”. Por las propiedades físicas y químicas del PVC, es éste un material ideal para tal aplicación. 

Para Bargo, la participación en este tipo de concursos de diseño tiene dos motivaciones principales, la primera, el amor por el diseño; y la segunda, el poder confrontar proyectos e ideas con otros reconocidos colegas del ambiente. Y el consejo para los participantes en Crea PVC Colombia es que “dejen volar sus corazones, que hagan de sus lápices alas y de sus hojas en blanco un cielo”.

Ahora bien, una de las menciones especiales de esta categoría la obtuvo Guido Ariel Izbicki por su “Línea de rejillas”, inyectada en PVC, que se adapta al sistema de cañerías. Esta rejilla cuenta con un diseño alusivo al agua, y su objetivo es cambiar el carácter actual de las rejillas y así emplearlas como elemento decorativo en baños, cocinas, patios, terrazas, y otros lugares.

La otra mención la obtuvo Miguel Alejandro Rodríguez, por su “Explorador submarino radiocontrolado”. El casco del submarino fue fabricado a partir de partes de productos prefabricados de PVC, y puede sumergirse hasta 15 metros. Por ser pequeño, puede realizar tareas subacuáticas con profundidad limitada, como inspecciones en lugares estrechos, tanques, conductos de agua, arroyos canalizados, lagunas o diques. El objetivo de este submarino es sustituir al hombre en zonas de riego además de llegar a lugares inaccesibles.

Categoría estudiantes 
En la categoría estudiantes, el primer lugar lo obtuvo Ernesto Gabriel Torriano, estudiante de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño Industrial FAUD. Su proyecto, una báscula sistémica de piso, consistía en un conjunto de piezas ensamblables, completamente fabricadas en PVC, que permitían determinar el peso de objetos hasta de 30 kilogramos mediante un mecanismo de desplazamiento de líquido. Por no contar con sistemas electrónicos ni mecanismos internos, esta balanza otorga flexibilidad y puede usarse en exteriores, por ejemplo, en ferias, mercados, o en transacciones en el agro.

Ernesto decidió participar en Crea con PVC 2004, buscando aplicar los conocimientos adquiridos en la FAUD, compitiendo a nivel nacional en Argentina, a fin de acercar la brecha que existe entre la formación que él estaba recibiendo y los requerimientos de diseño a nivel laboral, dos realidades muy distintas.

En el caso de la balanza sistémica, para él era muy importante no entorpecer la función del producto, y tampoco dejar de ofrecer una interfase clara con el destinatario, es decir, cierta limpieza visual. El PVC resultó ser un material que cumplía con los requerimientos que él buscaba, pues el producto podía inyectarse en su totalidad, y era posible tener distintas flexibilidades, que iban desde una gran rigidez en el cuerpo principal hasta una elasticidad apropiada en la junta de la suspensión. Finalmente el PVC le permitía tener un aspecto translúcido, esencial para la utilización de la escala. Otras características, como su resistencia a la intemperie (impermeabilidad, duración, resistencia UV, etc.) también eran deseables, pues la balanza sería empleada en exteriores. 

Al ganar el primer premio en la categoría estudiante, obtuvo como resultado la satisfacción personal del aval ofrecido por diseñadores y empresarios del jurado hacia el proyecto, y su producto tuvo cierta repercusión en artículos nacionales. Ernesto, quien continua sus estudios en la FAUD, después de esta experiencia cree que “lograr la selección de un producto depende de la conjunción de múltiples factores, muchos de ellos sin una explicación lógica, racional. Probablemente, si tuviera que dar algún consejo a otros participantes, recomendaría evitar partir de la solución de una necesidad puntual como inicio del proyecto, sino tratar de relacionar diversos campos, como generadores de ideas, para luego “bajarlos” a un producto. Pensar el producto en su conjunto y confiar en la intuición”.

La mención especial otorgada en la categoría estudiante fue para Rosalía Waigel por su proyecto GLUP. Rosalía se basó en la consigna de “objetos sensibles” para diseñar un producto empleado en la bañera, que suavizara la sensación de rigidez y frialdad que el cuerpo experimenta cuando se sumerge en la bañera buscando un momento de relajación y descanso. Esta estudiante de último año de diseño industrial, ingresó al concurso entusiasmada por mostrar la cantidad de cosas que se pueden hacer con el PVC, ya que ella descubrió que este es un material que responde a la creatividad. Como ella misma lo afirma: “no me sentí limitada con el material al realizar y materializar mi producto. Digo esto porque a veces se diseña, y luego al tener que hacer real el proyecto, hay que empezar a cambiar cosas por culpa de la poca respuesta de algunos materiales, y se termina deformando la idea principal”. 

En su caso el PVC se adaptaba a su producto como ningún otro material, por sus propiedades de durabilidad, memoria, transparencia, higiene y lo más importante, su flexibilidad, en cuanto a que soporta la humedad propia del baño y los hongos causados por ésta. Al terminar el concurso, el trabajo fue publicado en algunos medios tanto gráficos como en la web; y Rosalía recibió la oferta un crédito blando para la concreción del proyecto. Para ella, en el desarrollo de un proyecto de este tipo, lo más importante es que los productos respondan a necesidades que todavía faltan por cubrir, que se hagan con tiempo y reflexionando sobre cada avance; y además, siempre ser muy auto-crítico e innovador en todos los aspectos del proyecto, no solamente en la morfología.