10 lecciones acerca de la innovación en envases plásticos

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Hijos de la revolución anticonceptiva de comienzos de la década de los sesenta, hoy los empaques tipo blíster se mantienen fundamentalmente iguales a cómo eran en 1963: una burbuja plástica formada en caliente (o en frío) que contiene una dosis oral en forma sólida, sellada a una cubierta de aluminio. 

Cincuenta años después de la primera presentación de estos empaques en la feria Interpack de 1963, en Düsseldorf, esta interfaz está comenzando a mostrar su edad. Los empaques tipo blíster marcaron un hito hace cincuenta años: cada dosis podía ser protegida individualmente en un empaque conveniente y fácil de transportar, que además poseía algunas características especiales, como un calendario para ayudar a los pacientes en el cumplimiento de la toma de los medicamentos. Sin embargo, sus arrugas ya se están haciendo evidentes…

Diversos desafíos no han podido ser resueltos por el empaque tipo blíster de hoy. Si uno mira el mercado de Estados Unidos, no existe una solución al dilema de lograr un empaque seguro para los niños pero de acceso fácil para adultos mayores y enfermos. Por otro lado, el sello de materiales incompatibles (aluminio a una estructura de PVC) deja fuera de la mesa cualquier discusión sobre reciclaje y, además, queda mucho por recorrer en el desarrollo de empaques inteligentes.

Lograr una protección adecuada sigue siendo otra área donde los empaques tipo blíster enfrentan numerosos retos. Mientras la protección de barrera (humedad y oxígeno) puede ser susceptible de mejora mediante la combinación de varios materiales (aluminio, PCTFE y PVdC), el blíster que conocemos hoy no interviene con la humedad (actividad del agua) ni con el oxígeno que ya traen las dosis sólidas del medicamento. La tecnología básica del blíster no ofrece una manera de “secar” o “absorber” la humedad del producto a la hora de envasarlo o durante la vida del empaque en el anaquel. 

Nuevas regulaciones también están empujando los límites de los envejecidos blísteres. Hoy, la serialización es ejecutada en empaques secundarios; integrar la serialización con el empaque primario abre una mayor oportunidad de reducción de fuentes, una táctica de sostenibilidad que ofrece resultados inmediatos y medibles. En particular, América Latina enfrenta los desafíos de lograr empaques con un nivel de costos asequible para los clientes, pero con un grado suficiente de protección ante las condiciones climáticas para las zonas IV-A y IV-B. 

La tecnología también avanza. Desde el inicio de los empaques tipo blíster, las tecnologías basadas en PVC constituyen la mejor opción por costo-eficiencia y desempeño. No obstante, el PVC continúa siendo una tecnología de mercado cautivo, que requiere que todos los componentes de la estructura (película formable y película de cubierta) sean compatibles con el PVC. A la fecha, esto crea una limitación para la entrada de otras tecnologías que pueden agregar propiedades de barrera o mejorar el desempeño a las películas formables (coextrusión y extrusión de recubrimientos), y así mismo limita las opciones en materiales. 

¿Quo Vadis, empaques tipo blíster? ¿Será que la necesidad de una mejor interfaz con costos más bajos, con mejor desempeño de barrera, con características de serialización y sostenibilidad afectarán a la tecnología predominante de empaque para sólidos orales en el mundo? ¿Será que los nuevos envases flexibles (tipo bolsas parables o stand-up-pouches) van a ser capaces de satisfacer algunas de estas necesidades no atendidas? 

¿Cómo estas nuevas tecnologías irrumpirán en los controles reglamentarios del contenido que llevan? Las compañías farmacéuticas probarán nuevos empaques en nuevos registros, pero son notoriamente reacias a cambiar las aplicaciones ya existentes y aprobadas. Será un gran reto para las nuevas soluciones ganar una masa crítica de difícil acceso, así como nuevos volúmenes.

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