Sistema de enfriamiento

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Espero que mi editora me perdone el atrevimiento de nombrar mi columna en alusión a la canción de Rubén Blades. Que no es que yo misma tenga nada que ver con la Barbie (cada vez menos, de hecho), pero sí que esta frase, con la que me apodan ya hace años los colegas de cariño, manifiesta ese vínculo muy personal con la industria plástica, que ya hace parte indeleble de mi personalidad.

He tenido la fortuna de estar ya 12 años en esta industria, empezando como investigadora en la Universidad de los Andes en Bogotá, y ahora como empresaria y consultora de mi propia empresa, PM-Tec Servicios de Ingeniería, pasando por la posición de editora de Tecnología del Plástico y por una inolvidable estadía de doctorado en el IKV de Aachen, Alemania. Es así como he podido ver desde varios ángulos cómo se siente, se piensa y se negocia en este ambiente.

Por eso quiero dedicar el primer espacio de mi blog a la feria K, que es sin duda la cara de la industria plástica, el termómetro, donde todos los plastiqueros nos reunimos a vernos y a ver qué es lo que vamos a seguir haciendo.

Esta feria desplegó majestuosidad, como en todas sus ediciones. Ya es la cuarta vez que la visito, y aún no deja de sorprenderme su tamaño, el nivel de organización y su capacidad de convocatoria. Esta es una feria para todo: para ganar ideas, para descubrir nuevas posibilidades de negocio, para descubrir lo último en tecnología y, muy importante, para ver y ser visto. En este mundo globalizado, donde tantos nos beneficiamos del transporte virtual de información, todavía no hay nada que reemplace el ver una cara, el estrechar una mano.

Durante esta feria se destacan, a mi parecer, tres temas: uno fue la integración de procesos, como se venía anunciando, gracias a las nuevas tecnologías que permiten conjugar en una sola celda de manufactura diferentes tecnologías de fabricación. Ahora podemos pensar en metal, caucho y termoplásticos reunidos en una sola pieza y en un sólo ciclo. También me sorprendió la tecnología en materiales que se aplican en el campo de la electrónica. Las pantallas táctiles pronto serán fabricadas en termoplásticos. Y me sorpendió ver innovaciones que conjugan tecnologías existentes en una sola máquina, como el soplado y orientado de película. Todas estas innovaciones las estaremos cubriendo en Tecnología del Plástico.

Una mención especial a la FreeFormer de Arburg. Esta innovadora tecnología se asemeja a una impresora en 3D, pero ofrece la enorme ventaja de que usa resinas convencionales. Con ella podrían hacerse piezas completamente funcionales, según declara el fabricante alemán, pero sin necesitar de un molde. Esta es una innovación que sin duda puede cambiarle la cara a la industria. 

Y no dejo pasar esta primera columna sin felicitar al equipo de Tecnología del Plástico por el titánico trabajo que ha sido actualizar su página web. La nueva forma de presentación nos es muy valiosa a los que trabajamos en la industria. Gracias por su seriedad y compromiso, ¡Y por la invitación a “bloggear”!

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