
De la producción de envases a la producción automotriz
De la producción de envases a la producción automotriz
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Thermofluidos es una empresa mexicana que en los últimos tres años ha crecido un 30%, con capacidad de fabricar 4 millones de envases plásticos y 3 millones de piezas de inyección mensuales. Ahora, ha adquirido tecnología de punta para expandirse a nuevos mercados, incluido el automotriz.
La compañía nació de la necesidad de Raloy, fabricante de lubricantes automotrices, de contar con un proveedor confiable de envases para sus productos y con capacidad para suministrarles diferentes tamaños, diseños y colores, con entregas puntuales. Fue así que en 1989 Jorge Humberto Loya decide fundar Polyprocesos, que en 2011 cambia su nombre a Thermofluidos.
La misión era satisfacer en principio la demanda de envases plásticos de 1 a 5 litros para Raloy, pero poco a poco se fue haciendo de más clientes gracias a que se convirtió en un proveedor muy versátil, capaz de surtir envases de diversas formas, volúmenes y colores con excelente calidad, servicio y precio.
Sus operaciones comenzaron con una sola máquina sopladora para fabricar envases de 1 litro, pero en poco tiempo adquirieron más máquinas hasta llegar a envases de 5 litros. Después se hicieron a máquinas inyectoras y foliadoras para producir tapas con foil y entregar un servicio completo a sus clientes.
Hace 15 años, con la llegada de Andrea Loya al área directiva, la compañía comenzó a dar un giro para prepararse hacia los nuevos tiempos de competencia global, de tal manera que se inició una nueva etapa en Thermofluidos, y con ello se renovó toda la infraestructura que había en ese momento.
Actualmente sus principales clientes están en la industria de lubricantes, productos de limpieza y agroquímicos, pero con la adquisición de nueva tecnología están ampliando sus capacidades técnicas para explorar mercados como el de la industria del juguete, jardinería y partes automotrices.
“Lo que buscamos ahora ya no es solo encaminarnos en el mercado de los envases, sino diversificarnos con cualquier otro producto que sea plástico (…) Tenemos propuestas para empezar a incursionar en piezas de plásticos de ingeniería para la industria automotriz”,
comenta Andrea Loya.
En esos nuevos mercados, según explica, se pueden generar relaciones comerciales mucho más sólidas y de largo plazo, más que en el mercado de los envases, donde en muchas ocasiones pesa más el precio que la calidad. De ahí que busquen migrar hacia nichos que les permitan explotar sus capacidades tecnológicas y de calidad.
Además, desde hace 11 años Thermofluidos cuenta con la certificación ISO 9001:2008 y ya está en proceso de certificarse en la versión 2015, y si bien para ser parte de la cadena automotriz no le requieren la TS16949 al no ser proveedora de primer nivel, no descarta entrar en un proceso de certificación de ésta gracias a que cuenta con la infraestructura y capacidad para hacerlo.
Pasión por el servicio
En los últimos tres años la compañía ha crecido 30% y este año esperan crecer 15% más, lo que se debe a decir de Andrea Loya, a su “pasión por la calidad y el servicio”, puesto que siempre están buscando cómo mejorar sus procesos, los envases, el desempeño de los mismos, las materias primas, y por supuesto, la tecnología. De hecho, además de las certificaciones, han implementado la mejora continua y metodologías como TPM, 5S y lean manufacturing.
“Al final este crecimiento ha sido un conjunto de varias cosas: una, de las inversiones; dos, de abrirnos hacia nuevos mercados y eso nos ha dado la pauta para visualizar nuevas tendencias y nuevos mercados, eso creo que ha sido lo principal, y por supuesto hemos sabido aprovechar y explotar la nueva infraestructura que hemos adquirido”, asegura Fernando Rodríguez García, gerente de la planta, que está en Santiago Tianguistenco, Estado de México.
La planta trabaja 24 horas al día, los 365 días del año con tres turnos. Todos sus procesos están totalmente automatizados, desde que llega la materia prima hasta que los envases están listos para empaquetarse.
Hace poco la compañía adquirió una máquina sopladora alemana 100% eléctrica. “En esa máquina podemos hacer bidones de 20, 25 y 30 litros, y traemos una ventaja competitiva en cuanto al peso. Es tecnología alemana, es un molde que compramos en Alemania y además tiene un sistema que se llama antiglug, con el cual se puede vaciar el bidón en menos de un minuto sin salpicar”, detalla Andrea Loya.
Este bidón, aunque está fabricado con tecnología alemana, es un envase desarrollado en México. Es el producto estrella, ya que su desempeño es superior comparado con los bidones que hay en el mercado: se puede apilar, es antiglug, y su peso es menor a los que actualmente se pueden encontrar en el mercado.
“Con ese peso podemos garantizar la misma calidad y mejor desempeño, capacidad, esfuerzo, todo, y con un precio muy competitivo”, dice Fernando Rodríguez.
Adicional a esto, la máquina eléctrica les ha generado ahorros de 25% en consumo eléctrico comparada con una máquina hidráulica convencional. Asimismo, realiza movimientos más rápidos y precisos, brindando mayor estabilidad dimensional y menor costo de mantenimiento.
“Esta máquina es única en Latinoamérica, no hay una tecnología en ese tipo de máquina de ese tamaño. Es una tendencia y por eso queremos diversificar nuestros mercados, porque se ha invertido mucho en tecnología, en infraestructura y queremos aprovechar todo esto para llegar a mercados más especializados, donde se pueda aprovechar toda esa tecnología donde podemos asegurar desde la selección de resina de primera. Buscamos mercados más especializados porque el mercado de envases es importante, sí, pero tenemos hoy en día toda la infraestructura para decir ‘vamos al mercado especializado’”, afirma el gerente de planta.
Con esta sopladora pueden fabricar no solo envases, sino juguetes, productos de ingeniería como tanques de gasolina, componentes para autos, y un sinfín de nuevos productos.
Hoy por hoy la capacidad utilizada de producción es de 75%. Sin embargo, la experiencia con esta tecnología ha sido tan exitosa que en julio próximo Thermofluidos recibirá una nueva máquina como ésta, lo que incrementará su capacidad disponible de planta a 30%, no sólo para atender nuevos nichos, sino para expandirse hacia otros países, pues actualmente ha comenzado a exportar a Cuba y está en pláticas con ProMéxico para abrir mercado en Centroamérica.
Para todo ello, la compañía también tiene un Laboratorio para garantizar la calidad tanto de la materia prima como del producto terminado.
Las personas hacen a la empresa
La parte más importante de la filosofía de Thermofluidos son las personas, sin ellas nada sería posible, de ahí que la compañía se preocupa por su bienestar no sólo físico o económico, sino espiritual.
También desde hace un año la empresa participa en el sistema de Educación Dual, por medio del cual se combinan los estudios de los profesionistas con el trabajo en planta. Â
El programa dura un año durante el cual los estudiantes se integran al equipo de la empresa para aprender su funcionamiento, y van rotando por las diferentes áreas de la misma, pero también se capacitan en habilidades y competencias de comunicación, trabajo en equipo y desarrollo humano, según explica Geraldine Cuervo, gerente de Administración.
“Justamente estamos aprovechando todo el expertise que ellos traen desde su escuela y lo estamos implementando en nuestros procesos. Se ha visto un ánimo muy especial en estos jóvenes porque salen con una idea muy diferente, porque salen ya con experiencia, se les nota mucho el empuje, el esfuerzo por aprender, y ahora ellos mismos van a hacer una propuesta de proyecto para implementar dentro de la planta”, comenta la directiva.
El objetivo es que ante la escasez de especialistas en plásticos, Thermofluidos se ha comprometido en desarrollar su propio talento y el plan es poder contratar a los muchachos al final del programa y continuar en el sistema de Educación Dual de forma permanente.
Por otra parte, la empresa también está muy comprometida con el desarrollo no sólo profesional, sino personal de sus colaboradores, por lo que cuenta con diferentes planes de apoyo mediante su Fundación Resucita, en la que se busca ayudar a personas de escasos recursos en lo económico, pero también espiritualmente, y también se apoya a los colaboradores si es que así lo requieren.
“Estamos convencidos que la parte espiritual es vital, sabemos que si nuestros colaboradores están bien espiritualmente van a ser personas felices y se van a desempeñar de mejor manera, no solamente en el trabajo sino en su vida personal. Estamos ciertos que las personas somos las empresas”, asegura Andrea Loya.
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