La industria del PVC en Colombia

El PVC ha sido atacado desde hace algunos años por asociaciones ambientalistas. ¿Cuál ha sido el impacto de esta percepción negativa en el crecimiento de la industria de PVC en Colombia?
El crecimiento en el consumo del PVC en Colombia se situó en un 4,8% anual, en promedio, para el período que va desde 1999 hasta 2004. Esta cifra está algo por encima de la que refleja este comportamiento a escala global (~4%) para un período similar.

Al amparo de estos números, uno tendería a pensar que la polémica citada no ha debilitado el crecimiento en el consumo. Esta afirmación se ve reforzada con los criterios utilizados para la deselección del PVC en las escasas instancias en que iniciativas de este tipo parecen haberse configurado y prosperado. En el caso de los envases rígidos, el excelente bagaje de propiedades ópticas del PET y los desarrollos tecnológicos han facilitado su procesamiento hasta convertirlo en una alternativa viable en equipos dedicados a trabajar otros materiales.

¿Cuál es la percepción que el público tiene actualmente sobre el PVC?
En aquellos países donde la polémica ha sido más intensa, se percibe una mejoría en la imagen del PVC. Hay más madurez al plantear y enfrentar los cuestionamientos acerca de la fabricación y el uso del material. Se le ha levantado el veto con que se le condenó al ostracismo en algunas de ciudades.

También la industria automovilística parece estar redescubriéndolo sobre la base pragmática de la ecuación costo/desempeño. El sector de arquitectura y decoración, pionero en pautas y tendencias, lo exhibe orgullosamente en instalaciones donde un diseño audaz y dinámico encuentra respuestas apropiadas en la resistencia y la vistosidad de recubrimientos de PVC sobre membranas poliestéricas. Simbólicamente, en pleno Central Park de Nueva York, Christo acaba de retirar al polipropileno la aparente exclusividad que le había conferido en sus monumentales expresiones artísticas, a favor del PVC.

En Colombia, la situación de la imagen del PVC se plantea dentro de un contexto que parecería guardar alguna relación con los niveles relativamente bajos de consumo per capita de este material, sin que se adviertan posiciones radicalizadas. Quien conscientemente lo consume sabe que puede contar con un buen aliado porque es un material que identifica con productos que satisfacen eficientemente algunas de sus necesidades básicas como la bolsa para conservar sangre, la cortina del baño, las tuberías que no se corroen, etc. No existen, por lo demás, estudios que pudieran aportar datos, ya sean referidos a nuestro país o a los de la región. Al respecto, la Red Latinoamericana del PVC tiene el proyecto de realizar un estudio este año y así dar a conocer las percepciones que existen en el público en general y en algunos sectores especializados, como arquitectos, diseñadores y profesionales de la salud, entre otros.

¿Hay en el momento planes de reciclaje que garanticen sostenibilidad para el PVC a largo plazo?
La iniciativa en Europa de Vinyl 2010 es un ejemplo a seguir. Esta entidad es pionera en el establecimiento de metas ambiciosas en reciclaje del PVC y en el desarrollo de nuevas tecnologías, como Vinyloop de Solvay, que hacen factible el logro de tales objetivos.

En nuestro medio, el reciclaje post industrial del PVC es un hecho cotidiano tanto en instalaciones de los procesadores como en las propias de Petco S. A. Sin embargo, en el aspecto post-consumo estamos en mora de complementar con programas de la envergadura y seriedad de la iniciativa europea el reciclaje "de facto" que, por razones de supervivencia, se desarrolla desde hace años en el país. Un elemento dinamizador en este sentido lo constituye la inminente implementación de los Planes de Manejo Integral de Residuos (PGIR) municipales, que incorporan sistemas de recolección diferenciada para facilitar la separación de los residuos plásticos con vistas a su aprovechamiento y valorización.

La participación de la cadena productiva del PVC en iniciativas gremiales para apoyar estos planes ha sido permanente y significativa. Ha contribuido con la realización de publicaciones como la Guía del Reciclador, editada hace algunos años por Acoplásticos, y la elaboración de la Guía Ambiental para el Manejo, aprovechamiento y disposición de residuos plásticos post-consumo, realizada por Acoplásticos en convenio con Minambiente y publicada en julio de 2004. Todo ello apunta a lograr que el reciclaje se convierta en una institución más de nuestro tejido social, con dinámica y efectividad propias.

¿Cuál es el principal reto de la cadena del PVC para garantizar su crecimiento?
Es importante que el TLC con los Estados Unidos sea bien negociado, de tal forma que los plazos de desgravación acordados le den la oportunidad a la cadena productiva de los plásticos de integrarse y fortalecerse para competir con los demás países de la región. El reto para toda la cadena es lograr una posición unificada frente a las negociaciones y seguir promoviendo proyectos de desarrollo de la petroquímica nacional que permitan materializar antes de diez años la producción local de materias primas, que son importadas en la actualidad.

Nuestra cadena productiva debe promover la innovación y el desarrollo de sus mercados, impulsando el uso del PVC en la región y asegurando un mejor conocimiento del material. En este sentido, tenemos un gran reto en los campos de comunicación, educación y mercadeo. Una iniciativa de este tipo es el programa "Crea PVC", en Acoplásticos. Catorce empresas se han vinculado a este proyecto, incluyendo, ademas de los transformadores locales, a los productores de aditivos y de compuestos y resinas de PVC. El primer proyecto conjunto es la creación del "Premio Colombiano al Diseño en PVC", un galardón que busca reconocer los esfuerzos nacionales de innovación en la búsqueda de nuevos usos para nuestro producto.

Existen oportunidades de negocio para diversos productos que tienen claramente un potencial de mercado, tanto en el país como en el exterior. Su aprovechamiento puede significar un incremento en las exportaciones de PVC como producto terminado, algo que en Colombia se viene haciendo con éxito.