Reducir la basura electrónica: un desafío latente en Colombia

Gestionar los residuos eléctricos y electrónicos es una necesidad cada vez más imperante para todos los actores de la cadena: importadores, productores, comerciantes y consumidores.

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De 8,4 millones de hogares que dijeron separar residuos, solo el 23,9 % parece conocer la importancia de clasificar elementos con gestión diferenciada como las baterías, según las estadísticas del Sexto Reporte de Economía Circular del DANE. Indicador que repercute de manera significativa en la construcción de una economía circular, en tanto el consumidor es un actor clave en la cadena de gestión de residuos, como lo reconoce la Resolución 0851 del 5 de agosto de 2022 a propósito de la responsabilidad extendida del productor de aparatos eléctricos y electrónicos.

De modo que apuntar a una verdadera meta en términos de economía circular requiere de una organización más cualificada que ahonde en la clasificación de artículos como pilas y baterías, más allá de artículos como el papel, el plástico, los vidrios, los desperdicios de comida y los envases metálicos, que son los usualmente gestionados en la mayoría de hogares colombianos.

Si bien en esta transición hacia una economía circular se ha prestado suficiente atención a la producción y transformación, también es necesario reforzar el papel que el consumidor desempeña en la adopción de prácticas con este mismo objetivo, asegura Lina Correa, directora de Derecho Ambiental en Gómez-Pinzón.

“Las empresas han estado enfrentando y superando retos de cara a los objetivos de la circularidad y existe un listado con más de 300 productos que a partir del próximo año deberán hacer planes de gestión ambiental para garantizar la devolución por parte del consumidor final en puntos establecidos, sin embargo, es preocupante la falta de conciencia y el desconocimiento que tienen los consumidores sobre el manejo de los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos”, manifestó la abogada.

Para 2026, se espera que se generen alrededor de 216 mil toneladas de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE), según estudios del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible. Esto representaría, en comparación con las 197 mil toneladas producidas en 2021, un crecimiento del 9,4 % en 5 años, esto es, el 1,9 % anual en el escenario más optimista.

“Si los ciudadanos no cambian sus prácticas de consumo actuales, el modelo lineal de usar y desechar prevalecerá, con las consecuencias ambientales y sociales negativas que esto conlleva. Los esfuerzos de la industria para avanzar hacia la economía circular solo tendrán éxito si los consumidores adoptan un comportamiento más sostenible”, explicó Lina Correa.

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De acuerdo con el reporte del Registro de productores y comercializadores de aparatos eléctricos y electrónicos (RPCAEE), en el 2019 se pusieron en el mercado 309.715 toneladas de aparatos eléctricos y electrónicos (AEE) de consumo masivo.

“Muchos de los aparatos que se arrojan a la basura contienen materiales aprovechables que no deberían ser desechados, por eso, deben haber mayores incentivos que promuevan la producción de nuevos bienes e insumos. Por otro lado, al estimular la separación de residuos en la fuente con actividades de información y sensibilización a los ciudadanos lograremos el objetivo de reducir el uso de rellenos sanitarios”, explicó Correa.

En una comparativa entre la producción y posterior proceso de recolección, de acuerdo con el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, en el año 2019 se generaron alrededor de 184.000 toneladas de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos que fueron importados al país en años anteriores. Del total, solo se recolectaron 37.008 toneladas, lo que representa únicamente el 20,2 % del total de los RAEE generados y el 11,9 % del total de los aparatos eléctricos y electrónicos que fueron comercializados. Esta recolección se realizó a través de sistemas específicos para la gestión de residuos electrónicos, tales como la recolección y gestión de computadoras y periféricos, pilas y acumuladores, bombillas y otros residuos de este tipo.