WAVE desarrolla biopolímeros como alternativa para bolsas de plástico
WAVE desarrolla biopolímeros como alternativa para bolsas de plástico
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Un mexicano y su socia holandesa se pusieron como reto encontrar una solución alternativa a las bolsas de plástico. Ninguno es ingeniero químico, pero contrataron al equipo de expertos que logró desarrollar un biopolímero a base de raíz de yuca para fabricar bolsas 100% biodegradables e hipercompostables para sustituir las bolsas de plástico que se usan en todos los supermercados y comercios.
Roberto Guzmán, originario de México, con estudios en Comercio Internacional, obtuvo una beca para estudiar en la Universidad Europea, donde se especializó en Relaciones Económicas entre 2005 y 2006.
Luego trabajó en una empresa en España en el área de logística y, posteriormente, se mudó a China donde encontró nuevas oportunidades laborales en comercio internacional, hasta que en 2017, junto con Malou Classens, una activista ambiental de origen holandés, fundó su propia empresa llamada WAVE.
En sus múltiples viajes por el mundo se dio cuenta del impacto ambiental que tienen los plásticos, por lo que al conocer a Malou coincidieron en su interés por buscar una solución a este problema.
De la idea a la comercialización fue un proceso de más de tres años, un tiempo largo de investigación y desarrollo que fue logrado en colaboración directa con científicos, ingenieros químicos y especialistas alrededor del mundo, dedicados al tema del medio ambiente, la sostenibilidad y los biomateriales.
Nos complace ser parte de un movimiento de empresas, ciudadanos y científicos que dedican esfuerzos y dinero a la investigación de productos ecológicos y limpios".
Roberto Guzmán, fundador de WAVE.
"Nos complace ser parte de un movimiento de empresas, ciudadanos y científicos que dedican esfuerzos y dinero a la investigación de productos ecológicos y limpios. En WAVE sentimos que somos parte de la primera ola de soluciones reales, naturales y compostables", asegura Roberto Guzmán a Tecnología del Plástico, vía correo electrónico.
De acuerdo con el estudio “Single-Use Plastics. A roadmap for sustainability”, publicado en 2018 por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), desde la década de 1950 la producción de plástico ha superado la de cualquier otro material en el mundo y los productos plásticos están diseñados en su mayoría para ser desechados después de ser utilizados una sola vez.
Como resultado de esta práctica los envases de plástico representan actualmente la mitad de los residuos plásticos en el mundo y la mayor parte de estos se generan en Asia, aunque países como Estados Unidos, Japón y la Unión Europea son los principales productores mundiales de residuos de envases de plástico per cápita.
De los 9.000 millones de toneladas de plástico que se han producido en el mundo, solo se ha reciclado el 9 %. De continuar el crecimiento de la producción de plástico al ritmo actual y los mismos patrones de consumo, en 2050 habrá cerca de 12.000 millones de toneladas de basura plástica en vertederos y en el medio ambiente.
Entre los plásticos de un solo uso que más se encuentran en el medio ambiente, el estudio del PNUMA señala en orden de importancia: colillas de cigarros, botellas y tapas, empaques de alimentos, bolsas, popotes y agitadores, y contenedores de Unicel. El problema no es solo que tardan años en descomponerse, sino que se fragmentan en microplásticos, contaminando el suelo y el agua.
"Las bolsas de plástico pueden bloquear los cursos de agua y exacerbar los desastres naturales. Al obstruir las alcantarillas y proporcionar criaderos para los mosquitos y plagas, las bolsas de plástico pueden aumentar la transmisión de enfermedades", dice el documento.
Así mismo señala que se han encontrado altas concentraciones de materiales plásticos, particularmente bolsas, que bloquean las vías respiratorias y los estómagos de cientos de especies, y existe evidencia de que los químicos agregados durante la fabricación se transfiere al tejido animal y eventualmente ingresan a la cadena alimenticia humana.
En el mundo, cada vez más países se han sumado a la prohibición de plásticos de un solo uso, particularmente bolsas de plástico, popotes y envases desechables. Ahora más de 60 países tienen prohibiciones o gravámenes encaminados a reducir el consumo de estos.
Se estima que al año se consumen alrededor de 5 billones de bolsas de plástico en todo el mundo, que equivale a 10 millones de bolsas plásticas por minuto. Aunque con la información disponible, entre los países que tiene prohibiciones y gravámenes algunos han reportado una caída en el consumo de bolsas de plástico en el primer año y otros no han sufrido ningún cambio.
Por ello, entre las recomendaciones que hace el PNUMA está más que la prohibición, la promoción de mejores prácticas de uso de los plásticos de un solo uso entre la ciudadanía, como optar por bolsas reutilizables. También sugiere dar incentivos a la industria para apoyar su transición hacia una economía circular, que les permita desarrollar nuevos materiales u otras alternativas ecológicas.
"En colaboración con científicos y especialistas dedicados al tema del medio ambiente y la sostenibilidad, creamos lo que WAVE es hoy, un biopolímero que llegó para quedarse y mejorar el mundo. Confiamos en que podemos brindar una solución real y efectiva de manera oportuna", afirma Guzmán.
Y destaca que no hay que olvidar que los polímeros basados en plantas han existido desde los años 70, así que gran parte de la información está disponible y solo es cuestión de "desempolvarla, ajustarla, informarse, decidirse y hacerlo".
Las bondades de la yuca
El biomaterial desarrollado por WAVE, la empresa conjunta de Roberto y Malou, se obtiene de la raíz de yuca y no contiene ningún tipo de plástico. Incluso, cuentan con la certificación ‘Cero Plástico’, realizada por el laboratorio francés Bureau Veritas.
Las bolsas están hechas 100 % de almidón de yuca, lo que las convierte en hipercompostables y biodegradables; no son oxodegradables. Esto permite que regresen a la naturaleza en forma de H2O y CO2, haciéndoles parte de un verdadero ciclo de vida sostenible.
Se ven y se sienten como plástico, pero sin contener plástico, y son tan resistentes como las bolsas convencionales, pueden cargar hasta 9 kilos. Actualmente WAVE comercializa cinco tipos de bolsas: para tintorería, para supermercado, para desechos de mascotas y dos diseños más para otro tipo de comercios.
Roberto Guzmán detalla que no contribuyen al problema de los microplásticos, ya que tienen la propiedad de disolverse en agua, en un lapso de tres meses, o al instante a temperaturas de 80°C o más, dejando un líquido que es natural, no tóxico y seguro para los océanos, ríos y la vida marina.
La biodegradación se consigue en un plazo de 90 a 120 días en condiciones naturales, como compostas caseras, tiraderos de basura o en cualquier escenario en que estén en contacto con microorganismos, sin la necesidad de un proceso industrial y sin tener que ser enviados a instalaciones de compostaje industrial.
Si se compara con otros biomateriales como el ácido poliláctico (PLA), este requiere humedad y calor a más de 60°C para comenzar el proceso de auto-hidrolización, reduciendo el peso molecular del polímero a ácido láctico. La fécula de maíz o PLA no sé biodegradará y no se degradará sin estos entornos.
"Es importante entender que el PLA no es un material biodegradable en cualquier entorno, es un material compostable solo en entornos industriales y muestra muy poca mineralización (no biodegradación) en la mayoría de los lugares", advierte Guzmán.
Y considera que es importante que quienes estén pensando usar productos de fécula de maíz entiendan que, a menos que su país, ciudad o comunidad cuente con una instalación de compostaje industrial controlada, este polímero hará muy poco o nada por el medio ambiente, ya que pasará lo mismo que con los plásticos convencionales, aunado a que el maíz es una es un alimento.
Con la yuca el tema es distinto. La planta de yuca es uno de los cultivos más tolerantes a la sequía, se puede cultivar con éxito en suelos marginales y ofrece rendimientos razonables donde muchos otros cultivos ya no crecen bien, según explica Guzmán.
"El almidón es una de las sustancias más abundantes en la naturalez, un recurso renovable y casi ilimitado. El almidón de yuca se produce a partir de la raíz de esta planta y tiene muchas características notables, incluyendo alta viscosidad y claridad de pasta, así como adhesividad, lo que la convierte en una gran fuente renovable para las bolsas fabricadas por WAVE", dice.
En 2018, la producción mundial de yuca llegó a 277 millones de toneladas (equivalente de raíz fresca), de acuerdo con información de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés). La mayoría de los principales productores están en África -Nigeria ocupa el primer lugar mundial-, pero también está Tailandia en segundo, Brasil en tercer sitio e Indonesia en el cuarto. Otros productores asiáticos son Vietnam y Camboya.
Aunque WAVE es una empresa mexicano-holandesa, y su sede están en Ciudad de México y Hong Kong, cuenta con representaciones en diversos países del mundo y su planta de producción está en Vietnam, por su cercanía con dos de los principales productores globales de yuca y porque desde ahí se puede surtir a sus mayores mercados (Asia y Oceanía).
Sus clientes son principalmente supermercados localizados en Vietnam, China, Hong Kong, Indonesia, Singapur, Islas Malvina y Australia, y en países de Europa, aunque también tienen algunos clientes en Estados Unidos y México.
Otra de las misiones de WAVE es la de concientizar y educar a la población sobre el gran problema que son los plásticos de un solo uso; mostrarles que ya existen opciones y alternativas".
Roberto Guzmán, fundador de WAVE.
El interés por las bolsas WAVE crece día a día y sus clientes están por todo el mundo. Su capacidad actual de producción mensual es de 100 toneladas de biopellets, pero tienen la posibilidad de incrementarla gradualmente hasta 300 toneladas mesuales en un plazo de cuatro meses si es que se requiere. Esto equivale a cerca de 15 millones de bolsas al mes. Sin embargo, la producción mundial de yuca no sería suficiente para cubrir la demanda del mercado actual, considerando que el consumo de bolsas plásticas de un solo uso crece por millones al año, pero tampoco es la intención de la compañía fabricar todas las bolsas del mundo.
"Otra de las misiones de WAVE es la de concientizar y educar a la población sobre el gran problema que son los plásticos de un solo uso; mostrarles que ya existen opciones y alternativas como bolsas de tela, papel, bolsas reutilizabas, etcétera, para así disminuir su consumo plástico, esta es nuestra intención", comenta Roberto Guzmán.
Planes a futuro
Para la producción de los biopellets se requiere de una maquinaria y un proceso especial, según menciona el empresario mexicano, y eso es parte de lo que se ha desarrollado con el equipo de especialistas.
El soplado de los biopellets se puede realizar en una máquina convencional de soplado de película plástica, simplemente se le deben hacer algunos ajustes técnicos, ya que la estrucutra molecular de los biopellets requiere de temperaturas específicas para su fusión.
Pero WAVE no solo vende las bolsas ya fabricadas, sino que también tiene a la venta los biopellets y la máquina para su producción para aquellos industriales interesados en utilizar este material para la fabricación de bolsas.
Aunque el material en sí ha tenido mucho éxito, sobre todo en Asia, en los planes de la compañía no está desarrollar otro tipo de productos desechables, sino que por ahora se centrarán en comercializar este producto y el biomaterial.
Lo que no se descarta es expandirse a otros mercados, crecer su presencia en Europa a partir del otoño de este año, e iniciar producción en diferentes países o regiones, donde tienen en la mira a América Latina, incluso México, pues consideran que en la región siempre hay buenas oportunidades.
Sin dar más detalles, Roberto Guzmán destacó que establecerán alianzas con otros jugadores en la industria 'verde' y de biomateriales, y sobre todo trabajarán en concientizar a más gente sobre el gran problema que son los plásticos de un solo uso, mediante pláticas y conferencias.
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