Crear envases pensando únicamente en que sean atractivos por motivos de marketing es una idea obsoleta. Es hora de hacer empaques que protejan el material, que sean 100% reciclables, de manera que se pueda volver a comprar la materia prima ya usada para convertirla nuevamente en productos del mismo valor.

Para nadie es un secreto que el comercio exterior en la región se mueve principalmente por vías marítimas. Por ejemplo, en Colombia las toneladas de carga exportada e importada en el 2020 por vía marítima representaron el 98.8 % y 98.2 %, respectivamente, del total del comercio exterior. Sin embargo, la escasez de contenedores está causando deterioro en la cadena básica de suministros, enfrentando así a las empresas a nuevos retos, como el alza de materias primas.

Ante los altos precios de las materias primas, el reciclaje podría ser el camino a seguir para permitir a las empresas continuar siendo competitivas. Es importante, no obstante, analizar primero el panorama del país en cuanto a reciclaje.

Primero, encontramos que, de un aproximado de 32.000 toneladas diarias de residuos sólidos generados en Colombia, estamos reciclando cerca del 17%. Segundo, al momento de la disposición final en el relleno sanitario, se paga por peso, es decir, entre más “basura” se lleve al relleno más dinero reciben los dueños de este. Si algo nos muestra esta radiografía es que el sistema no está diseñado para incentivar el reciclaje.

Para hacer más competitivo el reciclaje es necesario, por consiguiente, aumentar el precio de disposición final en los rellenos sanitarios. Es importante modificar las tarifas de aseo, creando un modelo de aprovechamiento en el cual se podría pagar a las empresas de reciclaje por la disposición final de aquellos residuos aprovechables que tratan y que evitan así que lleguen al relleno sanitario. Cabe aclarar que la tarifa pagada a la empresa de reciclaje debe ser inferior a la del relleno sanitario, generando así también incentivos al reciclaje.

Es probable que usted se esté preguntado por qué yo apoyo un aumento en las tarifas de aseo. La respuesta es la siguiente: los rellenos sanitarios están llegando al límite de su capacidad y los nuevos deberán ser cada vez más lejos de las ciudades. La normativa colombiana de tarifas de aseo (CRA 720 de 2015) contempla que entre más lejos sea el relleno sanitario de la ciudad, más costosa será la tarifa. Es decir, de cualquier manera, en un futuro la disposición final costará más. Es, sin embargo, preferible que sea más costosa dinamizando el reciclaje y no bajo el viejo esquema de enterrar materias primas que serían aprovechables.

Otra medida a implementar para incentivar el reciclaje es la regulación del ecodiseño y estandarización de los envases y/o empaques. Según Ecoembes (organización española de reciclaje y ecodiseño sin ánimo de lucro), el 80% del impacto ambiental de los envases y/o empaques se genera en su fase de diseño.

Crear empaques pensando únicamente en que sean atractivos por motivos de marketing, es una idea obsoleta. Es hora de hacer empaques que protejan el material, que sean 100% reciclables, de manera que se pueda volver a comprar la materia prima ya usada para crear nuevos empaques.

Si continuamos haciendo empaques que dependan de materia prima virgen, en los momentos de alza de materias primas, como sucede actualmente, la elaboración de los empaques será más costosa, afectando la competitividad industrial.

A las dos soluciones mencionadas anteriormente, se debe añadir una legislación fuerte y clara que promueva la re-circularidad de las materias primas. Tenemos como ejemplo el caso de la botella de Sprite. En muchos países, por ley, los envases deben tener un porcentaje mínimo de material reciclado y la antigua botella de Sprite, de color verde, era bastante difícil de reciclar debido a su color. Esto llevó a Coca Cola a cambiar la botella, haciéndola transparente para poder continuar vendiendo esta marca gaseosa. Este caso nos demuestra que las regulaciones pueden llevar a que las empresas adapten sus empaques a las líneas de reciclaje existentes en cada país, dándole así una vida más larga a las materias primas.

Si bien es cierto que la educación, cultura y compromiso ciudadano son fundamentales para lograr el aprovechamiento de los residuos sólidos, hemos visto una y otra vez como estos no son suficientes. Si queremos lograr un verdadero cambio en el tratamiento que le damos a nuestra “basura”, uno que impulse la economía a la vez que favorezca el medio ambiente, es necesario formular e implementar leyes y regulaciones al respecto.

Algo que tienen en común los países con altos índices de reciclaje, es una legislación clara y estricta en torno al uso y disposición de materiales sólidos, algo de lo cual podemos aprender.